¿Por qué emoción?

Rabia, culpa, tristeza, decepción, ansiedad, frustración… Por incómodas o desagradables que sean con las encargadas de que seas feliz, entendiendo felicidad como estabilidad emocional, estar en equilibrio, en calma…

Son las encargadas de cuidar de ti, valiosisímas para tener una autoestima sana y poder convertirte en la persona que deseas ser. Por ello, es súper importante ponerles nombre, aprender a escucharlas y darles su espacio.

¿Por qué pensamiento?

El medio entre sentir y accionar, el filtro del inconsciente al consciente. Aprender a relacionarnos de manera sana con nuestros pensamientos nos ayudará a averiguar qué es lo que la emoción nos está intentando transmitir, con qué estamos conectando y qué debemos hacer para cubrir esa necesidad.

¿Por qué acción?

La consecuencia de todo lo anterior, el exterior, el cómo cubrimos nuestras necesidades y de qué manera. Aquí reside el cambio en la relación con los demás y con nosotros, en responsabilizarnos de nuestros actos y nuestras decisiones siendo coherentes con nuestras emociones y pensamientos para así encontrar el equilibrio.